El cerebro ansía plenitud; necesita llenar los espacios en blanco
¿Cuántas veces he escuchado usted a una persona empezar una historia y después detenerse, diciendo: “en realidad, no debería estar contándote esto”. ¿No le dan ganas de gritar: “¡Continúa! Quiero saber cómo termina”. Esto sucede porque nuestro cerebro ansía plenitud. Cuando al cerebro se le da una información incompleta, él trata de rellenar los espacios en blanco de alguna forma.
El filósofo griego Sócrates estimulaba la discusión y debate entre sus alumnos planteándoles preguntas provocadoras a las que después respondía con otra pregunta. Constantemente ponía de relieve las lagunas de su conocimiento, y sus alumnos se esforzaban denodadamente por completarlas. De ahí que la práctica de utilizar una serie de preguntas para descubrir la verdad suela recibir el nombre de “método socrático”.
Los mejores directivos son aquellos que saben plantear las preguntas adecuadas, relatando a sus empleados historias incompletas.
Si recibe usted un mensaje de su jefe que dice lo siguiente: “Por favor, venga a verme al finalizar la jornada”, ¿qué hace su cerebro? No dejará de trabajar hasta que encuentre una respuesta para la pregunta “¿por qué quiere verme el jefe?”.
La ansiedad respecto a lo que va a suceder explica la cantidad de horas que emplean los empleados en el intercambio de chismes y la búsqueda de información sobre rumores de la empresa. Cuando los empleados oyen rumores sobre un cambio organizativo, sus cerebros ansían saber lo que va a suceder. Otro ejemplo de que la falta de noticias no es una buena noticia.
Las consecuencias de este principio rector en la vida cotidiana son infinitas. Piense en todas las personas con la que usted se comunica diariamente y las palabras que usa, las acciones que lleva a cabo y las imágenes que crea en sus mentes. Imagínese todas las posibilidades de malentendido que pueden surgir.
En la práctica, utilice estos métodos para aprovechar al máximo las ventajas del principio de la plenitud:
Para comunicarse eficazmente con otras personas, la imagen que ellas se formen en su mente de lo que usted dice debe coincidir con la imagen que tiene usted. Confirme este aspecto pidiéndoles que describa la imagen que tienen en su mente. Esto le proporcionará información sobre su manera de comunicarse.
Una vez que alguien le pida que haga algo, compruebe que lo ha entendido repitiendo la petición.
Cuando celebre una sesión de brainstorming en grupo, utilice el menor número posible de detalles al tratar de generar nuevas ideas. Al dejar muchos espacios en blanco, animará a la mente de los demás a crear soluciones.
Promueva la plenitud comenzando una frase y dejando que los demás la terminen por usted.
Haga una celebración cuando complete algo, como por ejemplo un proyecto o actividad.
La inteligencia del líder, Tony Buzan, Tony Dotino, Richard Israel