La teoría de la mente es una expresión usada para designar la capacidad que tenemos de atribuir pensamientos e intenciones a otras personas, algo así como la aptitud que tenemos de «leer» la mente del otro y predecir que le pasa o que quiere. Esto requiere de una tremenda actividad cerebral. Muchos científicos sostienen que hay una relación directa entre la incorporación de esta habilidad y nuestro dominio intelectual del planeta. Cuando predecimos el estado de otra persona, estamos detectando señales que no son nada obvias.
Lo hacemos de manera automática, muchas veces sin saber cuando lo estamos realizando. De esta teoría surge que nuestra habilidad para aprender está íntimamente ligada a la forma que tenemos para relacionarnos. La eficiencia para aprender algo está relacionada con el ambiente emocional en el cual se está aprendiendo. Muchos estudios demuestran la importancia de la relación que se establece entre el estudiante y el maestro para el correcto aprendizaje. Podríamos extender este concepto a las siguientes relaciones: jefe-empleado, padre-hijo, etcétera.
En definitiva, la razón y la lógica (córtex) nos hacen humanos y nos diferencian del resto de los animales. Sin embargo, aún somos más emocionales que racionales. Entonces, ¿razón o emoción? Ni una ni otra… Somos el resultado de una bella interacción entre ambas.
Estanislao Bachrach, Ágilmente